Los Materiales
Fragmento del texto de Eliseo Izquierdo
del catálogo exposición, Puerto de la Cruz 2000
La Pasión de Pedro Zamorano por la escultura renació en Canarias al socaire de su vocación por la geología. Antes de
llegar a la Gomera había hecho alguna obra, dice él seducido por la fresca belleza y la fuerza expresiva de la de
Oteiza, los años que vivió en el país vasco. Luego fue la decisión de dar un salto coopérnico e instalarse en el otro
extremo.En la isla comenzó a investigar y a descubrir, en la variedad casi inabarcable de muestras rocosas que atesora,
piezas de hermosa textura, de inusitadas calidades cromáticas, de formas sugerentes. Conoció al veterano geólogo
Telesforo Bravo, con quien se pateó, encandilado por tanta belleza, hasta los más apartados y olvidados senderos
isleños. Pero su mirada era otra. Miraba con ojos de artista. Sus hallazgos selectivos testimonian, es verdad, el
caudal extraordinario que desde la perspectiva geológica han depositado en la Gomera las convulsiones telúricas que
terminaron por configurar la isla como un enorme puño crispado que surge del mar. Pero dice mucho más, sin duda, de
su intuición, de su sensibilidad para atisbar con seguridad las formas encerradas en la calidad de esas piedras que
parecían olvidadas para siempre entre tempestades de rocas o como restos de un inmenso naufragio y Pedro Zamorano ha
ido recuperando con paciencia: basaltos de grano fino, traquitas, diabasas verdinegras, gabros, todo un riquísimo
repertorio que sólo serían despojos minerales de remotos cataclismos y sacudidas de la tierra si la mirada certera
del artista no las hubiese redimido, transfigurándolas por el arte.
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