ESENCIAS DE LA NATURALEZA
Texto de Francisco Galante
Esencias de la naturaleza 2007
La interesante obra escultórica que contemplamos es orgánica ya que las piezas parecen emanar de la propia naturaleza; están en disposición para vivir en armonía y consonancia con estrechas referencias a los acontecimientos naturales. Pedro Zamorano extrae sus materiales de las canteras cercanas, y aunque es visible un lenguaje de formas abstractas, la fuente de inspiración está en la naturaleza y lo humano. En este registro de gran intensidad plástica, existe, además, una relación entre las figuras, la naturaleza y la arquitectura del espacio, y una exploración hacia las posibilidades emocionales de los temas.
El artista logra con su forma de hacer una íntima correspondencia con su propia Naturaleza: con el Origen y la Verdad del Arte. Averigua las cualidades de la materia, la traquita o el basalto, pero le interesa mucho más el valor absoluto de una forma y sus connotaciones que su manifestación en una determinada sustancia. Por ello se interesa por los profundos significados de las superficies impecables y modeladas, y por un amplio corolario de formas que oscilan desde las más sutiles y delicadas hasta las planas y redondeadas. A primera vista el efecto plástico que produce el conjunto de piezas constituye un ejemplo de limpieza y claridad escultórica, pero a medida que se estudia la obra parece prevalecer que la razón está supeditada a la potencia imaginativa de su autor.
Cuando Brancusi expresaba “lo que es real no es la forma externa, sino la esencia de las cosas. Partiendo de esta verdad, es imposible que nadie exprese lo que es esencialmente real imitando su superficie exterior”, estaba apreciando que el Arte sería incompresible sin su Misterio o esencia intrínseca. Y esa cualidad la desarrolla Zamorano en su obra: rostros, cuerpos, jardines, semillas, tuneras, formas naturales ovoides y circulares, horizontes que se funden en la línea del infinito, fragmentos de la noche que caen para alumbrar nuestra imaginación y sensibilidad… no son sólo lo que aparentan, sino mucho más.
Así, por ejemplo, en las “cabezas” o rostros al combinarse las formas geométricas y orgánicas, procedentes del arte primitivo africano, se comunica, sobremanera, algo de misterio ritual. Un primitivismo que se interesa además por el cuerpo humano, con referencia a la biología humana y natural, y que tanta fortuna ha tenido en la Historia del Arte. Por otro lado, en las formas emanadas de la propia naturaleza, las “semillas” suponen un proceso de crecimiento localizado en organismos primarios que tienden hacia la identificación de especies identificables: formas sensuales, sutiles, contundentes u ovoides hechas con el más alto refinamiento técnico y formal. También en las “tuneras” apreciamos la prospección hacia formas fisiológicas. En todas las series representadas, se mantiene igualmente el Misterio: el Origen, la Vida y el Arte.
Una pureza de la masa total cuyas curvas y otras formas evocan los ritmos de la naturaleza y del cuerpo humano. Esculturas, en definitiva, ejecutadas con gran habilidad y destreza, en las que habría que valorar la precisión de forma y superficie, al tiempo que un interés por las esencias de la naturaleza como fuente y fondo de la experiencia humana.